Poty de todos nós

Poty Lazzarotto es poeta del trazo. En el tema, en la forma, en el color, en blanco y negro. Describía lo que veía, lo que sucedía. En las fábricas, en las calles, en los burdeles. También describió torturas, demonios y escenas eróticas. Retrató la relación del hombre con su oficio. Imprimió fuerza al trazo, trajo ligereza al cotidiano.

Poty vivió en São Paulo, en 1950, cuando fundó la Escuela Libre de Artes Plásticas. Creó paneles para el Memorial de América Latina y fue ilustrador del libro “Novelas Paulistas”, de Antonio de Alcântara Machado.

Inició los murales con madera. Como ilustrador fue un historiador. Contó la historia de su infancia, de un niño de periferia, de un niño feliz. Vida simple. Describió a sus abuelos, padres y hermano. El dibujo de Poty siempre fue algo sin precedentes. No había monotonía, no había la pretensión de ser moderno o vanguardista. Poty siempre fue él mismo.

La síntesis del paisaje trasciende el dibujo. Cuando dibuja un pino, lo recorta, como si imprimiera otro significado al objeto. El simbolismo se convierte en real, Poty va más allá. El sujeto y el objeto se encuentran en el trazo distintivo de Poty, revelando la calidad de su trabajo. Como grabador y contemporáneo de Goeldi, describe más el cotidiano que el paisaje: hacía poesía del día a día.

Equipo del Museo Oscar Niemeyer